El 1 de octubre pasado se llevó a cabo, en la Federación Gremial de Comercio e Industria, una jornada para celebrar el día internacional del traductor. Organizado por el Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe (2ª Circ.), el encuentro sirvió para reflexionar sobre la evolución de la profesión en Rosario.
La jornada arrancó con la participación de la escritora Angélica Gorodischer, quien comentó lo que siente al leer las traducciones de sus textos. Dijo que la primera lectura le resultaba extraña pero que después, al releer, encontraba cosas suyas. En definitiva, siente al texto traducido como algo propio e impropio al mismo tiempo. Contó que puede darse cuenta si una traducción está bien hecha y que cuando Ursula Le Guin tradujo algunos de sus cuentos, le pareció que su traducción era mejor que el original.
Entre las anécdotas y curiosidades que relató, se destacó algo que ocurrió cuando la tradujeron al alemán. La traductora le preguntó por la palabra "canyengue" porque no la entendía. La mejor forma que encontró Gorodischer para explicar el significado fue apoyarse en una puerta y hacer una mueca "canyengue". Otra anécdota interesante fue cuando la tradujeron al "español" para una antología estadounidense. La explicación que el traductor eligió para la frase "a mí no me vas a correr con la vaina" no tenía nada que ver con el uso en la Argentina.
También hubo tiempo para hablar sobre la escritura. Dijo que no se puede enseñar a ser escritor pero sí se puede aprender a dominar la gramática y la sintaxis. Alentó al público para que se animaran a escribir y aseguró que cuanta más gente escriba es mejor. También puntualizó que la traducción puede producir una inclinación hacia la escritura.
Gorodischer además comentó que la computadora le cambió la vida ya que le permite ahorrar tiempo. Antes escribía con lápiz, corregía cuatro veces el texto y recién después de eso, lo pasaba a máquina. Ahora reescribe cuantas veces quiere hasta llegar a lo que desea expresar. Al revés de muchos escritores, cuando Gorodischer termina un texto, con el tiempo no vuelve al mismo porque no se le generan dudas.
Por último le preguntaron si alguna vez había escrito en otro idioma. Contestó que sólo lo hizo cuando estudiaba, es decir, al realizar tareas escolares pero que nunca escribió un cuento en otra lengua. Agregó también que aunque maneja el inglés y el francés, no se sentiría cómoda al escribir en estos idiomas.
Luego de Angélica Gorodischer, la traductora Beatriz Vignoli presentó su ponencia: " El texto literario como obra de arte y lo específico de la traducción". Comentó Vignoli que la traducción literaria no está bien remunerada a pesar de ser la más difícil y que muchas veces el traductor la hace por amor al arte.
En cuanto a las dificultades técnicas que puede tener un traductor, Vignoli dijo que los escritores de textos literarios se preocupan por la connotación y la ambigüedad de las palabras, algo que es bastante dificultoso. Otro aspecto que tiene que tener en cuenta el traductor es el estilo del escritor. Por ejemplo, si el autor utiliza oraciones largas o polisíndeton entre otros recursos, el traductor tiene que pensar como mantener ese estilo en la lengua meta. Concluyó diciendo que el traductor tiene que usar los elementos de su lengua para lograr el mismo efecto que el original. Leyó una traducción del poema The Raven ( El Cuervo) de Edgar Allan Poe, en el que el traductor tuvo que jugar con la métrica para poder traducirlo.
También leyó un cuento del escritor y traductor rosarino Elvio Gandolfo que habla indirectamente de los traductores, llamándolos traidores. Muchas veces el traductor tiene que sacrificar ciertos aspectos y no ser completamente fiel al original para poder lograr una buena traducción. Vignoli también comentó que tiempo después de hacer una traducción, cuando la lee le parece que la podría haber hecho mejor.
Luego de un coffee break, la traductora María Cristina Calvi habló sobre "Traducir poesía, pensar en la propia lengua. Traducciones en las revistas literarias de Rosario en la década de 1960". Calvi comentó que ya en el siglo XIX se publicaban revistas literarias en Rosario y, curiosamente, las dos primeras fueron en inglés. Las revistas tuvieron reconocimiento entre los intelectuales pero poca repercusión entre el público general. Estas revistas propiciaban el debate ideológico y también, la práctica de la traducción de una forma no profesional. La mayor parte de las revistas tuvieron poca duración ( con excepción de "El lagrimal trifurca"que duró varios años) y debieron arreglárselas para traducir sin pautas teóricas. En general, elegían poesías de escritores poco conocidos, por lo que de esta forma pudieron a dar a conocer nuevos autores.
Después de la ponencia de Calvi, se presentó un panel de traductores de idiomas no mayoritarios. Lamentablemente, no pude presenciarlo por razones de tiempo pero me contaron que fue muy interesante porque brindaron un panorama de la traducción en idiomas no tan difundidos como el croata, el chino, el lituano y el francés. En la próxima entrada voy a continuar hablando sobre la Jornada del Día del Traductor.
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