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domingo, 25 de agosto de 2019

Reseña: Obra poética y pictórica (Emilia Bertolé)

Compré Obra poética y pictórica de Emilia Bertolé en la Feria del Libro de Rosario de este año. Siempre quise tener algo de esta poetisa y pintora santafesina porque en su momento fue muy famosa y con los años cayó en el olvido. Además, vivió en mi barrio. Cuando yo era chica, había una placa en el frente de la última casa donde ella vivió.

Este libro, publicado por la Editorial Municipal de Rosario, es muy completo. Primero hay un ensayo biográfico a cargo de Nora Avaro, con muchas fotos y datos. Emilia Bertolé nació en El Trébol, Santa Fe, el 21 de junio de 1896. Vivió en distintos pueblos de la provincia hasta que llegó a Rosario. Aquí vivió en Córdoba 3745 con sus padres y sus hermanos Miguel Angel y Corina. Su papá trabajaba en la estación de trenes que se encontraba donde hoy está la estación de ómnibus de Rosario. Durante un tiempo, asistió al colegio Nuestra Señora del Huerto, pero dejó de ir porque tenía problemas para adaptarse al ambiente escolar. Entonces, comenzó a estudiar pintura en el Instituto de Bellas Artes Domenico Morelli, donde enseguida se destacó. Unos años después, viajó a Buenos Aires, ciudad en la que ganó premios y pintó retratos de gente de la alta sociedad para poder vivir y sostener a su familia. Ella consideraba que esos retratos eran solo trabajos. Sus mejores retratos son los que no realizaba por encargo, sino los retratos que hacía de familiares y amigos.

Emilia se codeó con los principales artistas de su época. Fue amiga de Alfonsina Storni (quien también vivió un tiempo en Rosario e, incluso, en Echesortu). El escritor Horacio Quiroga estaba enamorado de ella. En realidad, muchos hombres estaban enamorados de Emilia porque era muy bella. Sin embargo, ella nunca se casó. Decía que no quería tener un marido común y corriente, y que no le gustaban los formalismos. Fue muy famosa en su época. Solían hacerle reportajes en las revistas y los diarios de mayor circulación, y ella hacía publicidades de esmaltes de uñas ya que tenía muy lindas manos.

En la década del treinta, Emilia comenzó a hacer ilustraciones para revistas populares, más que nada, retratos de famosos. En la década del cuarenta, volvió a Rosario y vivió en Córdoba 3969, a 5 cuadras de mi casa. Coincide con la época en que mi familia paterna vino a vivir a Rosario y compró la casa donde vivimos desde 1945. Aunque mi papá no la conoció personalmente, siempre me hablaba de Emilia. Como dije antes, fue muy famosa en vida. Falleció el 25 de julio de 1949 a los 53 años. Aparentemente, tuvo un derrame cerebral.

La segunda parte del libro contiene los poemas del libro Espejo en sombra, su único poemario publicado en vida. En los poemas se nota que la autora es pintora porque están llenos de imágenes visuales y referencias a colores. Varios se llaman "Retrato" y son descripciones de personas. Otros describen lugares o momentos. Una los lee y se imagina un cuadro en la mente, ya se trate de un paisaje o un retrato.

Un ejemplo de pintura hecha poesía es este poema titulado "Retrato".

Surge del fondo oscuro la cabeza
abandonada un poco,
por timidez quizás o por fatiga,
sobre el exiguo y grácil hombro.

Ancha la frente pálida, e imprecisos,
misteriosos los ojos;
no se sabe si grises o del suave
color del heliotropo.

La boca rosa como rosa leve
se abre a un íntimo soplo,
y es dolorida y honda la sonrisa
que anima el marfil cálido del rostro.

El poema "Atardecer" es un buen ejemplo de poesía llena de colores.

Aquí estamos
tejiendo antiguos sueños.
Ya la tarde ha caído; está azul la ventana
y hay una fina sombra morada en torno nuestro.

Nos borramos en la hora, amigo mío;
ni tu cálido acento
logra ahuyentar esta espectral atmósfera
en que, como la luz, nos disolvemos.

Mi cabellera es como un humo pálido
y humo tus ojos negros.
Somos dos sombras en la sombra, en tanto
se deshace la rosa del silencio.

Encontramos muchas imágenes sensoriales, sobre todo visuales, en este poema titulado "Luna". Una curiosidad: la poetisa no utiliza el signo de admiración al principio de la estrofa, solo al final.

Oh, la luna encendida como un gran globo ardiente
en esta noche llena de sugestiones cálidas
y este viento que ondula como enorme serpiente
y se enrosca a mis sienes sudorosas y pálidas!

Entrego mi cabeza cansada de teorías
a la caricia larga que me torna indolente.
Ah, cómo os vais en humo viejas filosofías
bajo el profundo cielo de azul fosforescente!

Ah, no estar en un bosque milenario y salvaje
para cantarte, oh noche, mi pagana canción;
danzaría desnuda entre el negro ramaje
en vez de darte en versos medida mi emoción!

En el libro encontramos un poema sobre sus famosas manos llamado "Mis manos ciertas veces".

Mis manos ciertas veces,
dan la rara impresión de cosa muerta.
Palidez más extraña no vi nunca;
marfil antiguo, polvorienta cera,
y en el dorso delgado y transparente
el turquesa apagado de las venas.

Carne que bien podría
si la rozara una caricia ardiente,
deshacerse en ceniza
como esas flores frágiles y tenues
que en el fondo oloroso de los cofres
en fino polvo de ámbar se convierten.

¿En qué siglo remoto florecieron
estas dos pobres rosas extinguidas?
Un milagro sin duda las conserva
aquí sobre mi falda todavía.

Mi poema preferido es "El viejo libro", y es lo primero que leí de Emilia Bertolé.

La lluvia, el viejo libro y tu recuerdo,
oh amigo, me han llenado de tristeza.

Se diría que en estas claras páginas
que están como impregnadas de tu ausencia,
vive un poco de tu alma, de tus ojos,
de tu sonrisa entre viril y tierna.
Y pienso que este libro, amigo mío,
es el único lazo que en la tierra
une mi vida frágil a la tuya
silenciosa y serena.

Lentamente he cerrado el viejo libro
y el alma toda se me ha vuelto niebla.

Luego de las poesías de Espejo en sombra, viene una serie de poemas que se encuentran en álbumes de su prima Teresa y su hermano Miguel Angel, además de otros poemas que figuran en un cuaderno de cuerina de Emilia que aún se conserva en el Museo Municipal de El Trébol.

A continuación, viene la parte pictórica en la que Raúl D'Amelio analiza siete obras de Emilia Bertolé. Por último, nos encontramos con una galería de obras de esta pintora. Hay autorretratos, retratos de familiares, amigos y personas famosas e ilustraciones que realizó para revistas.

Autorretrato, 1915

Autorretrato sin fecha

Retrato de mi padre, 1925
Cora, 1927

Retrato de Hipólito Yrigoyen, 1928
En resumen, Obra poética y pictórica es un excelente libro que nos permite conocer la vida y la labor literaria y pictórica de una artista talentosa que, con el paso del tiempo, ha caído en el olvido. Me parece un gran acierto de la Editorial Municipal de Rosario reflotar la memoria de Emilia Bertolé. Me gustaría que siguieran haciendo esto con otros artistas que nacieron o vivieron en Rosario. Ojalá esto lo lea alguien de la editorial: les sugiero publicar algún libro con poesías de Vicente Medina, un poeta español oriundo de Murcia que vivió muchos años en el barrio de Hume en Rosario. Cuando mi familia materna vino de Murcia, varios de sus integrantes trabajaron en su casa. Prometo escribir sobre él alguna vez en mi blog para que nuevas generaciones de lectores conozcan su obra.

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