La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina es la segunda entrega de la trilogía —luego convertida en saga— Millennium del escritor sueco Stieg Larsson. La edición que leí es de Booket y fue traducida por Martin Lexell y Juan José Ortega Román.
Esta es la sinopsis de la novela:
Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarse del foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir una férrea disciplina y no contestar a las llamadas ni a los mensajes de Mikael, que no entiende por qué ha desaparecido de su vida sin dar ningún tipo de explicación. Lisbeth se cura las heridas de amor en soledad, aunque intente distraer el desencanto mediante el estudio de las matemáticas y con ciertos placeres en una playa del Caribe. ¿Y Mikael Blomkvist? El gran héroe vive buenos momentos en Millennium, con las finanzas de la revista saneadas y el reconocimiento profesional por parte de los colegas. Ahora trabaja en un reportaje apasionante sobre el trafico y la prostitución de mujeres procedentes del este. Las vidas de los protagonistas parecen haberse separado por completo, pero entretanto... una muchacha, atada a una cama, soporta cada día las horribles visitas de un ser despreciable y sueña con una cerilla y un bidón de gasolina, con la forma de provocar el fuego que acabe con todo.
Este año me propuse terminar de leer la trilogía Millennium original. Allá por 2012, había leído la primera novela y me había gustado. El tema es, que al haber pasado tantos años, no recordaba muchos detalles, así que decidí releer el primer tomo. Eso lo hice en el verano y me sirvió para darme cuenta de que me había quedado corta con el puntaje. En 2012, le puse solo tres estrellas porque yo no estaba acostumbrada a leer libros con una gran cantidad de violencia (pueden leer mi reseña acá). Con el tiempo, he leído libros mucho más violentos, así que, al releerlo, decidí modificar la puntuación y ponerle cinco estrellas.
El segundo tomo de esta trilogía comienza un tiempo después de los hechos que se narran en el primer libro. En esta novela también aparecen "hombres que odian a las mujeres", pero mientras que la primera entrega giraba en torno a la violencia doméstica, en la segunda entrega, Larsson nos habla acerca del tráfico de mujeres, en especial, de prostitutas del este de Europa que viajan a "trabajar" a Suecia.
En las primeras 200 páginas de la novela, el escritor nos cuenta qué fue de la vida de Lisbeth y de Mikael, sobre todo, se enfoca en la vida de Lisbeth. Esta introducción me resultó muy larga; sentí que el libro recién arrancó cuando se produjo un doble asesinato. A partir de ahí, la novela dejó de ser aburrida y se convirtió en entretenida, no podía parar de leer.
A los personajes que conocimos en la primera novela se le suman varios nuevos. Tenemos a un grupo de policías que deben encargarse de investigar los asesinatos, entre ellos se destacan Bublanski y Sonja Modig. Entre los personajes que aparecen de vuelta, me gustó conocer más acerca de Holger Palmgren y también enterarme de cómo siguió la vida de Harriet. Lamentablemente, también aparece Nils Bjurman, a quien ya habíamos odiado en el libro anterior.
Una de las cosas que me gustó mucho de este libro fue que conocemos varios hechos del pasado de Lisbeth y eso hace que la queramos todavía más que antes. La comprendemos mejor al saber por todo lo que debió pasar. Realmente, la construcción del personaje que hace Larsson es impecable. Lisbeth es compleja y real, es imposible no sentir empatía por ella.
Tengo que reconocer que adiviné la relación que había entre Lisbeth y Alexander Zalachenko muchos capítulos antes de que el escritor lo revelara. De todos modos, me gustó ver que mis sospechas se veían confirmadas. Lo que nunca imaginé fue la relación entre Lisbeth y Ronald Niedermann, ahí sí me sorprendió Larsson.
Los últimos capítulos, cuando ya sabemos la relación que existe entre Lisbeth y Zalachenko, están llenos de adrenalina y no podemos soltar el libro. El escritor nos mantiene en vilo hasta la última página, que nos deja con un final muy abierto y muchas ganas de leer el tercer tomo.
En resumen, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina es una buena continuación de Los hombres que no amaban a las mujeres. A pesar de un comienzo lento con escenas de relleno, una vez que la historia arranca no la podemos soltar. Es cierto que es un libro tan violento y crudo como el primero, no apto para personas impresionables, pero todo lo que relata es perfectamente creíble y realista. Recomendado para quienes gustan de las novelas policiales negras. No veo la hora de empezar a leer La reina en el palacio de las corrientes de aire para conocer el destino de Lisbeth, uno de mis personajes literarios preferidos.
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