Hoy les traigo otra entrada de la iniciativa #AdoptaUnaAutora. Como les conté en el mes de enero, yo adopté a Gabriela Margall, una escritora argentina de novelas histórico-románticas. En la entrada de enero presenté su biografía y en la de marzo reseñé Ese ancho río entre nosotros, la última novela de esta escritora. En mayo fue el turno de Si encuentro tu nombre en el fuego y hoy nos toca la reseña de su secuela: Con solo nombrarte.
En la contratapa del libro puede leerse lo siguiente:
Las invasiones inglesas de 1806 y 1807 forman parte de la identidad histórica argentina. Disconformes con la derrota de 1806, los británicos volvieron al Río de la Plata y tomaron Montevideo. Buenos Aires –todavía envalentonada por el triunfo que había obtenido unos meses atrás– observaba con asombro y cautela lo que ocurría en la ciudad vecina, se preparaba para recibir un nuevo ataque y nombraba como Virrey a don Santiago de Liniers, que no sería capaz de contener la avanzada de las tropas enemigas. La defensa de la ciudad fue obra de sus propios habitantes: hombres y mujeres de todas las edades que lucharon palmo a palmo, casa por casa y calle por calle para repeler a los ingleses. Gabriela Margall, en esta edición con nuevas escenas, recrea con precisión y maestría la formación de la identidad de un pueblo en la piel de una mujer que –en una sociedad en la que las mujeres podían ser madres, esposas, hijas, hermanas, viudas, monjas, solteronas o nada– se atrevió a defender su ciudad, sus sentimientos y sus ideales.
Los protagonistas de este libro son Jimena Torres y el capitán Martín Olivera, algo que ya se perfilaba al final de Si encuentro tu nombre en el fuego. La novela está narrada en tercera persona, y se alternan los puntos de vista de Jimena y Martín. En un momento, también aparece el punto de vista de doña Mariana, la villana de la historia, y hay un capítulo donde Julieta, la hermana menor de Jimena, hace una crónica familiar de la Segunda Invasión Inglesa que es bastante cómica, a pesar del complicado trasfondo histórico.
Jimena es una mujer muy independiente y adelantada a su época que se dedica al comercio, algo muy mal visto en 1807. Por aquel entonces solo trabajaban las mujeres pobres. Las que pertenecían a las clases acomodadas no trabajaban. Sin embargo, Jimena es una mujer emprendedora que se hace cargo del negocio familiar al fallecer su padre. La gente de la alta sociedad no ve con buenos ojos su accionar y es motivo de críticas.
La principal crítica de Jimena es doña Mariana Ávila que sigue haciendo de las suyas en esta novela, igual de arpía que siempre y más mala que nunca. En este libro aparece su sobrina Francisca, de la que ella habló varias veces en Si encuentro tu nombre en el fuego. Es un personaje que nos hace reír mucho por sus características.
Y ahora llega el momento de hablar sobre Martín, el galán de la novela. Martín es un comerciante adinerado de la Banda Oriental (Uruguay) que se muda con su madre y su hermana a Buenos Aires. Martín tiene ideas más tradicionales con respecto a las mujeres y le preocupa el qué dirán. Es bastante cabeza dura y quiere que Jimena cambie para que sea como las otras mujeres. Por suerte, recapacita y logra superar sus prejuicios.
Con respecto a los personajes secundarios, fue muy lindo volver a encontrarme con Paula y Guillermo, los protagonistas del libro anterior, y saber qué fue de su vida luego de su boda. Un personaje secundario que me resultó muy interesante fue Clodomira, la hermana de Martín. Es importante destacar que se la consideraba una solterona porque tenía 27 años y no se había casado, mientras que su hermano, que tenía 34 años, era considerado casadero y un buen partido. De esta forma vemos cómo la sociedad trataba de diferente manera a los hombres y a las mujeres (algo que lamentablemente todavía se mantiene entre ciertas personas que parece que no se enteraron que estamos en 2017).
Jacinta y Julieta son las hermanas de Jimena y cada una tiene una personalidad diferente. Me gusta la forma en que Jacinta, la hermana del medio, se preocupa por Jimena y cómo la contiene y la aconseja. Julieta me hizo reir mucho. Es la menor de las hermanas Torres y quiere ser periodista. Se la pasa diciendo "vive la liberté". Me gustaría que Gabriela Margall escribiera una novela sobre ella para saber si logró ser periodista y cómo le fue en el amor.
Hay algo que tengo que confesar: descubrí la identidad de Arévilo, el comerciante de Colonia que le arruina los negocios a Jimena, enseguida. Era muy obvia su identidad. Los últimos capítulos son muy dinámicos ya que se relata el desenlace de la Segunda Invasión Inglesa, así como también el desenlace de la historia de amor de Jimena y Martín, que está estrechamente relacionada con este acontecimiento histórico.
En resumen, Con solo nombrarte me gustó tanto como la novela anterior. Me encariñé de tal manera con los personajes que, después de haber leído las dos novelas, los extraño. Recomiendo este libro a quienes disfrutan de las historias románticas con una ambientación histórica, que en este caso es excelente porque la escritora es, además, historiadora.