domingo, 19 de abril de 2020

Reseña: Dr. Blanco Rivera, hacedor de tragedias (Nathalia Tórtora)

Dr. Blanco Rivera, hacedor de tragedias es una novela de la escritora argentina Nathalia Tórtora, publicada por Editorial Vanadis. Accedí a esta novela gracias a que la editorial me envió una copia en formato electrónica para que la leyera y reseñara en el blog.


Esta es la sinopsis de la novela:

El navío francés arribó poco antes de una madrugada otoñal. En Buenos Aires no hubo quien recibiese al único pasajero que descendió, envuelto en la sombra de la noche y bajo un sombrero que era demasiado grande para su cabeza. Cuando el amanecer porteño despertó a los primeros habitantes de la ciudad, algunas horas después del desembarco, La Gloire flotaba, muda, a varios metros de la costa. Dentro no había señales de vida o de muerte, solo el abandono de helados muros que repetían las voces de quienes revisaban sus recovecos como si se burlara de su curiosidad. Fue un caso extraño, sin lugar a dudas. El Doctor Hipólito Blanco Rivera —como se hizo llamar Niavasha en tierra americana— ya se había internado en las calles de Buenos Aires antes de que los primeros rayos del sol bañaran su piel. Había hallado su lóbrego refugio en una habitación vacía del segundo piso del Convento de San Francisco. Desde allí, observaría por un tiempo el nuevo mundo bajo el resguardo de la oscuridad. Observaría y aprendería a velocidad inhumana las costumbres locales para poder pronto mezclarse con la multitud. Niavasha llegó, como quien dice, en el momento indicado. El creciente brote de fiebre amarilla oscilaba al igual que un péndulo: constante y con sus altibajos. El escenario social no podría haber sido mejor para su festín.

Dr. Blanco Rivera, hacedor de tragedias es una novela corta (100 páginas en la versión electrónica). Es histórica, pero de temática paranormal, más exactamente sobre vampiros. No tengo mucha experiencia como lectora en este género. Solo he leído el clásico Drácula y la saga juvenil Crepúsculo que muestran dos tipos opuestos de vampiros. Los de esta novela son de un tercer tipo mucho menos glamorosos que los de Crepúsculo. Me gustó el world building que creó la autora en torno a los vampiros porque logró algo original y diferente. También es de destacar cómo trabaja con las palabras la escritora ya que los vampiros de esta novela tienen una forma muy particular de hablar, con cierta cadencia y ritmo.

La novela transcurre durante la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires en el siglo XIX. Es muy buena la recreación histórica. Se nota la profunda investigación realizada por la autora, además se incluyen fotos antiguas de los lugares en los que transcurre la historia. Eso es un plus porque nos ayuda a imaginarnos mejor el marco de la novela. También aparecen personajes que realmente existieron, como el doctor Muñiz y el doctor Montes de Oca. Me gusta cuando los escritores se toman estas licencias e incluyen cameos de personas reales. Sirve para darle más realismo y credibilidad a la historia.

El personaje principal —quien curiosamente tiene mi mismo apellido— me hizo acordar a El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde porque tiene una doble personalidad. Me gusta la forma en que se desarrolla la trama. Tenemos dos persecuciones: por un lado, el vampiro Niavasha debe encontrar a su hermano y, por otro, los doctores porteños deben encontrar al doctor Blanco Rivera, es decir que Niavasha tiene un doble rol de perseguido y perseguidor.

Como la novela es corta, se lee rápido. La escritora no nos aburre con descripciones innecesarias. El final también es rápido y me parece acorde a la trama. No hay romance, solo aventura y suspenso.

En resumen, Dr. Blanco Rivera, hacedor de tragedias es una novela que recomendaría a quienes gustan de las historias de vampiros, pero con un toque diferente. También a los que les gusta la historia. Además, creo que si leyeron Drácula y El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde van a disfrutar de esta novela corta.

martes, 7 de abril de 2020

Reseña: Fin de siglo (Rolando Martiñá)

Fin de siglo es una novela del escritor argentino Rolando Martiñá. Stella Roque, quien se encarga de difundir escritores, me contactó y me envió una copia digital de la novela para que la leyera y reseñara en el blog.

Esta es la sinopsis del libro:

Antonio (Toni) y Rodolfo (Rodi) son dos amigos argentinos que viajan a Francia en 1998 para ver el Mundial de Fútbol y celebrar que cumplen cincuenta años de edad. Durante el vuelo que los lleva a Europa, conocen a personas que cambian sus destinos. Por otro lado, el avión, en vez de aterrizar en Francia, debe desviarse hacia Amsterdam y esto hace que los dos amigos se separen y vivan aventuras en diferentes países.

La novela está narrada en tercera persona intercalada con el diario de viaje de Toni en primera persona. Los capítulos son cortos y se lee rápido ya que la narración es fluida. La novela es corta —tiene 201 páginas en PDF— y la leí en una semana porque los libros cortos me gusta leerlos de a poco para poder saborearlos.

En la primera parte del libro se relata el vuelo desde Argentina a Francia. El autor aprovecha para presentarnos a los personajes. Nos enteramos de cómo se conocieron y se hicieron amigos, además de aspectos importantes de su vida desde ese momento hasta el presente de la historia (1998). Toni estudió filosofía, y Rodi, abogacía. Tienen distintas formas de ser: Toni es más tranquilo, y Rodi, más impulsivo y extrovertido. En cierta forma, es un dúo que se complementa.

En el viaje, Toni conoce a Eduardo, un médico argentino, y Rodi, a Clara, una señora mayor argentina. Estos encuentros cambiarán el destino de los dos amigos ya que al desviarse el avión y aterrizar en Amsterdam, Toni se quedará en esa ciudad con Eduardo que va a participar de un congreso, y Rodi se irá con Clara a Francia para ayudarla a buscar a su hija, a quien hace años que no ve.

Un tema importante que predomina en el libro es la amistad, encarnada en estos dos amigos tan unidos como diferentes. También el amor filial entre Clara y Beatriz, y el amor sensual e imposible entre Toni y Reina. Pero no todo es amor y amistad en esta novela. Hay una subtrama policial en la que participa Toni sin proponérselo.

Al final de la novela nos encontramos con un epílogo que transcurre en 2003, en el que Toni nos cuenta qué fue de la vida de los personajes. Me hubiera gustado saber algo más de Eduardo, un personaje siniestro y misterioso. La subtrama policial tiene un final más bien abierto y ni Toni ni nosotros sabemos cómo terminó.

En resumen, Fin de siglo es una novela ideal para lectores mayores de cincuenta años ya que con sus experiencias de vida, van a comprender mejor a los personajes y, seguramente, se sentirán identificados con ellos.