Las señoritas es un libro de la escritora argentina Laura Ramos que fue publicado por la editorial Lumen en 2021 y cuenta la historia de las maestras estadounidenses que Sarmiento trajo a la Argentina en el siglo XIX.
En una época en la que poca gente tenía acceso a la educación, Sarmiento decidió universalizar la educación, pero para eso se necesitaban docentes, que en ese momento escaseaban y contaban con pocos recursos para dar sus clases. Además, los métodos de enseñanza que se usaban en nuestro país eran bastante anticuados. Por ejemplo, todavía había maestros/as que aplicaban castigos físicos.
Para formar nuevos docentes era necesario abrir escuelas normales, pero como no había personas capacitadas para llevar adelante esta tarea, Sarmiento decidió "importar" maestras estadounidenses, quienes debían cumplir ciertos requisitos, como ser solteras, bellas según los cánones de la época y tener conocimientos de pedagogía moderna. También se buscaba que las maestras tuvieran conocimientos de gimnasia para que impartieran esa materia. Se trataba de los comienzos de la educación física en nuestro país. En otros países ya estaba incorporada en los planes de estudio, pero aquí todavía no.
El plan de Sarmiento era traer cientos de maestras. Sin embargo, solo llegaron poco más de 60 entre 1869 y 1898. No fue fácil para ellas la vida en nuestro país, que todavía estaba convulsionado con algunas luchas internas. Además, a la Iglesia Católica no le gustaba nada la idea porque la mayoría de las maestras estadounidenses eran protestantes. Asimismo, a todo eso se le sumaba la barrera del idioma. Como la mayoría no hablaba español, al llegar a la Argentina debían hacer un curso antes de empezar a trabajar. También había muchas diferencias culturales. Por ejemplo, las maestras estadounidenses usaban el vestido hasta el tobillo mientras que las argentinas lo usaban hasta el suelo; las estadounidenses estaban habituadas a la vida social y a conversar con hombres, cosa que no era habitual en la Argentina donde eran pocas las oportunidades en que mujeres y hombres jóvenes podían juntarse. Sarmiento esperaba que las maestras se casaran con hombres argentinos, pero esto no sucedió, ya que las pocas que se casaron aquí lo hicieron con extranjeros.
A lo largo de 384 páginas, Laura Ramos relata las historias de vida de algunas de las maestras con la ayuda de mucho material de archivo, en especial, cartas y fotos junto con libros escritos en el pasado sobre el mismo tema. Es admirable el trabajo exhaustivo de investigación que realizó la autora y la documentación detallada que consiguió. Es importante mencionar que al final del libro hay un anexo con los nombres de todas las maestras mencionadas, así como también los lugares donde trabajaron.
Una de las historias que más me impresionó fue la de Julia Adelaide Hope (Addie) y su marido George Stearns, ambos docentes, quienes residieron en Paraná. Allí, Addie enfermó de fiebre tifoidea y murió, lo que ocasionó un gran dilema: ¿dónde enterrarla? En esa época, en los cementerios solo se enterraba a los católicos y había muy pocos cementerios para disidentes (se llamaba disidente a la persona que no profesaba la fe católica). Las autoridades de Paraná se negaron a enterrar a Addie en el cementerio local, por lo que el mismo viudo debió enterrarla en un terreno adyacente al cementerio.
Un detalle para los/as rosarinos/as que lean esta reseña. Aquí en Rosario sí había y sigue habiendo un cementerio de disidentes, y varias maestras estadounidenses están enterradas allí. De hecho, gracias al libro de Laura Ramos, me enteré de que un historiador rosarino escribió un libro sobre las maestras estadounidenses que trabajaron en Rosario. Ernesto Ciunne es el nombre del historiador y su libro se titula Las maestras normalistas norteamericanas en Rosario. Me encantaría leer ese libro ya que este cementerio está a unas doce cuadras de casa aproximadamente y hay una placa que recuerda a las maestras. Incluso, de forma periódica, se hace un recorrido histórico en el que se habla acerca de personas celebres que están enterradas allí.
Otras historias que captaron mi atención fue el cruce de los Andes que realizó un grupo de maestras, el descubrimiento de que Fanny Borges —la abuela de Jorge Luis Borges— tuvo una pensión en la que vivieron maestras extranjeras y una historia de amor que aparentemente habrían tenido dos maestras en Mendoza, algo poco común para la época.
En resumen, Las señoritas es un excelente libro de divulgación histórica que nos permite conocer algunas historias desconocidas de las maestras estadounidenses que trajo Sarmiento. Las humaniza, dejan de ser anónimas y tomamos conciencia de que fueron mujeres de carne y hueso que debieron pasar por innumerables dificultades para llevar adelante su vocación en una época y en un país donde pocas mujeres trabajaban. La lectura del libro me resultó muy entretenida y amena, jamás me aburrí ni decayó mi atención. Recomendado para personas interesadas en conocer detalles de la historia argentina que no figuran en los libros de texto, lo que yo llamo el lado B, el otro lado de la historia, mucho más humano que el que figura en los fríos textos escolares.
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