sábado, 22 de diciembre de 2018

Reseña: La historia argentina contada por mujeres [I. De la conquista a la anarquía] (Gabriela Margall y Gilda Manso)


Como les conté en febrero, esta iniciativa ya no está activa. Sin embargo, yo decidí seguir adelante y continúo con el proyecto de leer y reseñar todos los libros escritos por mi autora adoptada, Gabriela Margall. Hoy es el turno de un libro escrito por Gabriela junto con la escritora y periodista Gilda Manso. Se trata del primer tomo de una trilogía donde se muestra la historia argentina desde el punto de vista de la mujer.

La historia argentina contada por mujeres es un libro que intenta acercar la historia de género a un público masivo, sin grandes conocimientos académicos. No es un libro de historia, como los que leíamos en la escuela. Es un libro muy ameno, de 240 páginas y 20 capítulos cortos. Gabriela Margall dice lo siguiente: "Si hasta ahora hemos concebido y nos han enseñado una historia sin mujeres, hemos concebido y hemos aprendido la mitad de la historia". No puedo más que coincidir con sus palabras.

En este libro se cuenta que el honor de las mujeres en la sociedad colonial tenía que ver con la limpieza de sangre. Era primordial no tener sangre negra, además de no ejercer oficios viles, como la prostitución. Otro punto importante era tener un buen linaje familiar, y por supuesto, una mujer debía cuidar su honra y mantener la castidad hasta el matrimonio. En esta sociedad patriarcal, las mujeres casadas dependían de su marido y las solteras de su padre, y si no vivía el padre, dependían de algún pariente, por ejemplo, de un hermano. Las que tenían cierta libertad eran las viudas. Por otro lado, la imagen era muy importante: la calidad del vestido o de la joya que usaba una mujer indicaba a qué estrato social pertenecía. Estaba muy mal visto que una mujer con sangre negra se vistiera como una española o criolla.

La práctica de los preceptos de la religión les permitía a las mujeres cierta libertad. Toda práctica social decente estaba gobernada por la religión. En el libro hay una carta de una mujer a un cura. Solo en el ámbito de la religión estaba permitido ese grado de amistad y confianza entre un hombre y una mujer. Con respecto a las mujeres que tomaban los hábitos, en los conventos también había una jerarquía social de acuerdo al dinero que aportaba cada mujer al ingresar. 

El parto era un tema tabú y ningún hombre intervenía en el parto, salvo un sacerdote, en caso de que hubiera que darle la extremaunción al bebé o a la madre, algo que ocurría bastante seguido por las malas condiciones de salubridad. Las comadronas se encargaban del parto y las parturientas eran consideradas mujeres enfermas.

La violencia de género era muy común en la sociedad colonial, que incluía violencia física, verbal, emocional y la privación de derechos. Sin embargo, había mujeres que se revelaban y se animaban a denunciar a sus agresores. En el libro se relatan algunos casos en los que los acusados generalmente eran absueltos o, si recibían una pena, era muy leve (parece que no avanzamos mucho en ese aspecto). En lo que concierne al matrimonio, se realizaba por conveniencia económica, no por amor. Se relata el caso de Mariquita Sánchez de Thompson que le hizo juicio a su madre para casarse con el hombre que amaba. Pueden saber más sobre ella en la novela La dama de los espejos de Gabriela Margall (reseña).

Margall y Manso nos hablan a lo largo del libro sobre diferentes tipos de mujeres. Tenemos dos casos de mujeres que participaron de la conquista y que reclamaron una retribución por los servicios prestados. Isabel de Guevara cuenta que no solo hicieron "tareas de mujeres", sino también tareas de hombres relacionadas con la guerra, las armas y la conquista del territorio americano. Otra Isabel, la viuda de Juan de Garay, el fundador de Buenos Aires y Santa Fe, cuenta que su familia está en la pobreza y nos muestra la competencia que había entre los adelantados que venían a América. También se nos muestra la explotación de los indígenas conquistados. Sobre las mujeres indígenas  hay muy pocas fuentes por la ausencia de la escritura en los pueblos indígenas. En el libro nos hablan de dos mujeres indígenas sometidas a juicio por hechicería, cuyas confesiones fueron arrancadas por medio de la tortura y no llegaron a conocer el veredicto porque murieron en prisión. También tenemos testimonios de mujeres productoras que, cuando el hombre estaba ausente, asumían la administración de las chacras y estancias.

Pero las que más sufrieron fueron las mujeres negras esclavas. Los hombres negros eran tratados como objetos-animales y las mujeres negras eran más denigradas todavía. Las trajeron para "mantener tranquilos" a los esclavos. Por otro lado, los hombres blancos, es decir, los amos, también saciaban su apetito sexual con las mujeres negras. Si las mujeres blancas debían obedecer a los hombres de su familia (padre, esposo, etc), la mujer negra debía obedecer a su amo, y se daba por sentado que las mujeres negras eran culpables de despertar el deseo sexual en los hombres. En resumen, las mujeres negras eran consideradas animales, tratadas como objetos y usadas como mujeres. Se vieron doblemente perjudicadas, primero por ser esclavas y, en segundo lugar, por ser mujeres.

En el libro también se habla de la relación de las mujeres con la política. Como en los libros de historia siempre nos han hablado de próceres varones, da la sensación de que las mujeres no participaban en política. Sin embargo, no era así. Las mujeres que pertenecían a las familias que participaban activamente en política hablaban de política y participaban a su modo de la revolución acompañando a los hombres. En el libro encontramos cartas escritas por mujeres como la conocida Mariquita Sánchez de Thompson, que relata lo que presenció y vivió durante las invasiones inglesas. Aunque las mujeres no ocupaban cargos políticos, sí estaban al tanto de la política y de lo que hacían sus maridos. En un capítulo, accedemos a cartas escritas por las mujeres de los hermanos Rodríguez Peña, quienes querían que la princesa Carlota Joaquina se convirtiera en regente de las colonias americanas y gobernara desde Buenos Aires, idea que a ella no le gustaba.

En el libro, también tenemos el testimonio de Guadalupe Cuenca, la mujer de Moreno, que escribió cartas a su marido que este nunca recibió porque falleció misteriosamente en altamar. Las cartas muestran que Guadalupe estaba al tanto de todo lo que acontencía en la política de ese momento histórico, nos describe las internas entre los integrantes de la Primera Junta. Es decir, ella no participa directamente de la política pero sí de forma indirecta, analizando, observando y aconsejando a su marido. También se habla de la corta vida de Remedios de Escalada, que era como veinte años más joven que San Martín. No se sabe si su matrimonio fue por amor o por conveniencia, pasaron poco tiempo juntos, y ella murió joven. No obstante, estaba al tanto de todo lo que hacía su marido. Otra mujer que tenía un alto grado de conocimiento de la política era Carmen Puch, la mujer de Güemes.

En resumen, La historia argentina contada por mujeres es un libro que me gustó mucho. Me parece un libro muy actual y necesario, que nos muestra otro aspecto de nuestra historia que los libros de texto nunca nos mostraron. El trabajo de investigación de las autoras es excelente y la narración fluida hace que el libro se lea con rapidez y no aburra para nada, al contrario de algunos libros de historia. Ya tengo en mi poder los dos tomos siguientes y espero poder leerlos el año que viene.

Les recuerdo que hay dos sorteos abiertos en el blog. ¡No se los pierdan!

Sorteo nacional de El chico que relataba partidos de fútbol de Pablo Di Pietro (solo válido en Argentina):

Sorteo internacional por un libro a elección con un valor de 20 dólares en Book Depository (solo válido en los países adonde realiza envíos Book Depository):

2 comentarios:

  1. Hola me alegra que los disfrutaras, suena bastante interesante me gusta mucho este tipo de libros, así que espero conseguirlo y leerlo. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Nunca me gustó la historia, siempre me aburrió. Pero cuando te la saben contar, ya es otra cosa. Me gustaría mucho leer este libro. El jardín de infantes al que fui, se llamaba Mariquita Sánchez, y cuando quise saber quién era, lo único que encontré fue que en su casa se cantó el himno nacional por primera vez. Y en cuanto a las esposas de los proceres lo que siempre nos contaban en la escuela era que ayudaban a cuidar a los soldados enfermos. Definitivamente voy a agregar este libro a mi lista :) Besos, gracias por la reseña.

    ResponderEliminar